El taller de Innovación Social: Replanteando la innovación, fue impartido el lunes, 15 de noviembre por María Meseguer. Este taller sirvió como introducción al concepto de Innovación Social, que consiste en cualquier iniciativa (producto, proceso, servicio, política, programa, etc.) que desafía y contribuye a cambiar lo establecido. Si, además, se originan desde el entorno empresarial, se hace referencia a la Innovación Social Corporativa.
Por extensión, se llama emprendimiento social a la puesta en marcha de empresas que persiguen mejorar el mundo, orientando su modelo al fin social y medioambiental que prevalece sobre el fin económico.
No hace demasiadas décadas, se diferenciaban claramente las empresas de las entidades del tercer sector, puesto que estaban centradas en el crecimiento económico y en el impacto social respectivamente. Sin embargo, hoy en día existen empresas que tienen interés en ambos aspectos, junto a las empresas que han aumentado su interés en generar impacto social, del mismo modo que las entidades del tercer sector han incrementado su interés en el crecimiento económico.
La gran diferencia entre la innovación y la innovación social reside en el propósito: el propósito de las empresas que trabajan la innovación social debe ser rentable. No consiste en convertirse en una ONG o en una entidad sin ánimo de lucro, sino de acercar los retos sociales y medioambientales al núcleo de la toma de decisiones de la empresa. Por tanto, se trata de una forma distinta de emprender: ir al mercado para cambiar el mundo.
Sobre la relación que puede haber entre innovación social y STEM consiste en considerar la ciencia y la tecnología como un medio para lograr soluciones encaminadas a mejorar la calidad de vida de las personas y contribuir al bien común desde una perspectiva de sostenibilidad ambiental, social y económica.
Con todo lo expuesto, se listaron algunas características de los emprendedores sociales: inconformistas, ingenioso, visionarios, con propósitos indiscutibles, motivados y motivadores, con perspectiva de escalabilidad y interés por las personas involucradas. Por tanto, un emprendedor social debe tener empatía, creatividad, humildad, multidisciplinariedad, sociabilidad, etc.
Una forma de poder encontrar ese foco o propósito por el cual desarrollar una idea de negocio se basa en escoger uno de los 17 objetivos de desarrollo sostenible y buscar soluciones que permitan dar una respuesta a esos retos mediante las herramientas disponibles por los emprendedores. Estos objetivos se pueden resumir en una triple cuenta centrada en Medioambiente (recursos naturales, emisiones de CO2, gestión de residuos), Economía (precios, plazos y transparencia) y Social (derechos humanos y condiciones laborales).
Por último, tras un debate de ideas, cuestiones y consultas por parte de los participantes, María Meseguer invitó a todos los interesados a unirse a “La Aprendedora Social”, una Comunidad Internacional de Emprendimiento Social para que conocer, de primera mano, qué se mueve en el mundo del emprendimiento social.
Esta actividad ha sido parcialmente subvencionada por el Instituto de Fomento de la Región de Murcia a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), dentro del Convenio de Colaboración INFO-UPCT para la ejecución del Programa de Actividades de Emprendimiento en la Universidad de Politécnica de Cartagena, a través de la Cátedra Santander Emprendimiento y la Oficina de Emprendedores y Empresas de Base Tecnológica.